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La economía circular promueve un modelo de producción y consumo donde compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes es fundamental. Esto alarga la vida útil de los productos, reduciendo así el desperdicio al mínimo posible.

En esencia, se trata de mantener los materiales en uso dentro de la economía mediante el reciclaje continuo, lo que añade valor adicional al producto. Este enfoque desacelera el consumo de recursos naturales, minimiza la alteración del paisaje y del hábitat, y contribuye a la conservación de la biodiversidad.

Las empresas que adoptan la economía circular como principio central buscan abordar desafíos globales como el cambio climático y la disminución de recursos naturales. Este enfoque fomenta el uso de productos reutilizados en lugar de materias primas nuevas y tiene como objetivo minimizar los desechos. Para lograr esto, se requieren estrategias innovadoras, reconfiguración de modelos de negocio, políticas de ahorro energético, reciclaje intensivo y medidas contra la contaminación.

El sistema económico predominante hoy en día sigue un patrón lineal de «extraer-producir-usar-descartar», que no solo es perjudicial para el medio ambiente, sino que también amenaza con agotar los recursos materiales y energéticos. Este modelo depende en gran medida de las materias primas, lo que introduce riesgos de suministro, fluctuaciones de precios y una considerable reducción del capital natural, resultando en pérdidas económicas significativas. Es imperativo, por tanto, comenzar una transición hacia un modelo de economía circular para asegurar la sostenibilidad a largo plazo.

Además, la economía circular tiene un impacto positivo en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, el sector industrial y el uso de productos son responsables del 9,10% de estas emisiones en la UE, y la gestión de residuos representa el 3,32%.

Diseñar productos más eficientes y sostenibles desde el inicio es crucial, ya que más del 80% del impacto ambiental de un producto se decide en la fase de diseño. Esta transición hacia productos que puedan ser reutilizados, actualizados y reparados disminuye significativamente la cantidad de residuos generados.

El problema del envasado es notable, ya que cada europeo produce en promedio casi 180 kg de residuos de envases al año. La meta de la UE es abordar este exceso mediante el mejoramiento del diseño de envases para fomentar su reutilización y reciclaje.

El creciente consumo de materias primas y la limitación de recursos naturales es una razón clave para la adopción de una economía circular. Con el aumento de la población mundial, la demanda de estos recursos también incrementa, y muchas de estas materias son limitadas.

Además, la dependencia de la UE respecto a otros países para el suministro de materias primas es significativa. Según Eurostat, aproximadamente la mitad de las materias primas utilizadas en la UE son importadas.

Desde 2002, el comercio de materias primas entre la UE y otros países casi se ha triplicado. Aunque las exportaciones han crecido rápidamente, las importaciones siguen superándolas, resultando en un déficit comercial de 35.500 millones de euros en 2021.

El reciclaje de materias primas es una estrategia eficaz para mitigar los riesgos de suministro, como la volatilidad de los precios y la disponibilidad limitada. Además, el reciclaje proporciona recursos esenciales para la producción de tecnologías necesarias para alcanzar objetivos climáticos, como baterías y motores eléctricos.

Adoptar una economía circular puede ser una ventaja competitiva, fomentando la innovación y el crecimiento económico. Se espera que en la UE esta transición genere alrededor de 700.000 nuevos empleos para 2030.

La innovación no solo se limitaría a un sector, sino que abarcaría múltiples áreas mediante el rediseño de materiales y productos con un enfoque circular.

También es crucial considerar el impacto climático. La extracción y el uso de materias primas tienen efectos significativos en el medio ambiente, incrementando el consumo de energía y las emisiones de CO2. Emplear las materias primas de manera más eficiente puede disminuir estas emisiones.

Un factor determinante es la creciente demanda de materias primas y la limitación de recursos naturales. Con el aumento de la población global, esta demanda seguirá creciendo, presionando aún más los recursos finitos disponibles.

Además, la UE enfrenta una dependencia considerable de las importaciones de materias primas de otros países. Esta situación hace que la economía circular sea una estrategia viable para asegurar la sostenibilidad y reducir la dependencia externa.

Implementar estrategias como el ecodiseño, la reducción de residuos y la reutilización no solo podría generar ahorros significativos para las empresas de la UE, sino también disminuir notablemente las emisiones de gases de efecto invernadero anuales. En la actualidad, la manufactura de los materiales que empleamos diariamente contribuye con el 45% de las emisiones de CO2.

Adoptar una economía circular ofrece múltiples ventajas. Esta transición aliviaría la presión ambiental, garantizaría un suministro más seguro de materias primas, fomentaría la competitividad y la innovación, y contribuiría al crecimiento económico con un incremento del 0,5% en el PIB. Además, se estima la creación de alrededor de 700.000 empleos en la UE para el año 2030.

Los consumidores también se beneficiarían al tener acceso a productos más duraderos y avanzados, lo que se traduciría en ahorros económicos y una mejor calidad de vida. Por ejemplo, si los teléfonos móviles estuvieran diseñados para ser más fáciles de desmontar, los costos de fabricación podrían reducirse a la mitad.

Colaboradores especiales

Ana

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